sábado, 27 de abril de 2013

Deliberación, de liberación...

Encuentro personas privadas de libertad, acostumbradas a la resignación, a repetir lo que no comprenden, pero que les han dicho tantas veces y que han visto por tanto tiempo, que en algún momento supusieron que era así y, como muchas otras cosas, lo aceptaron sin cuestionar. 
Una mentira repetida no es una verdad, es una mentira repetida.

No sé quién fue el primero que intentó encasillar ideas y etiquetó algunas como "lo establecido", pero me he encontrado con muchos que siguen intentando encasillar ideas y que repiten algunas con esa misma etiqueta. Cuando encuentro a estas personas el diálogo se vuelve una necesidad en mí, lo intento, no buscando respuestas, solo  buscando saber si alguien lo entiende porque yo no lo entiendo.  Lamentablemente a los que me he encontrado refiriéndose a "lo establecido" no hablan de eso, solo lo repiten, entonces, si hay algo de que hablar, empezamos un diálogo, regularmente "lo establecido" no se vuelve a asomar... me gusta imaginar que en alguna parte de los seres humanos hay un lugar para guardar lo que no entendemos, supongo que es un lugar que se abre cuando no tenemos nada que decir,  lo he sentido, pero sigo intentando dejarlas salir solo cuando tengo algo que preguntar.

Otras personas me han hablado de principios establecidos y, aunque tampoco sé quién los estableció, decir que son principios tiene más sentido para mí porque creo que somos historias. Toda historia tiene principio, que no determina el camino, pero da  ideas, es decir, más caminos dentro del mismo camino... posibilidades, me gusta pensarlas así, le dan sentido a que caminemos hacia allá.  

Ellos dicen que hay cosas que no se pueden cuestionar y yo les planteo que las preguntas no son para destruir lo que ya está, sino para transformarlo si es necesario. Lo sigo proponiendo porque sigo escuchando a mucha  gente decir que no entiende, pero he escuchado a muy pocas cuestionarse para intentar entender, supongo que no todas las preguntas tienen respuesta, pero supongo que lo importante no es la respuesta, sino el hecho de preguntar. Yo tampoco entiendo, pero preguntar es mi intento.  

Algunos repiten dichos que no entiendo, entonces pregunto y dicen que los dichos son sabios, pero no me hablan del dicho que repitieron. No pregunté por la sabiduría, pregunté por el dicho, precisamente porque creo que la sabiduría de los dichos radica en las lecciones que contienen para descubrir, en lo mucho que nos pueden hacer pensar para decidir si estamos de acuerdo o no. De cada dicho me gusta pensar que quien lo dijo primero no lo hizo con la intención de que alguien más lo repitiera, que solo lo dijo sabiendo que, desde entonces, su idea quedaría a disposición de todos, de los que transforman, de los que contemplan un momento y siguen caminando, de quienes  solo la van a usar, de quienes la confundan con otra idea y no la toquen aunque crean tenerla.   

Camino y encuentro a algunos que repiten contradicciones que están intactas desde que las conocí, desde aquel día que pasaron a formar parte de lo que no entiendo; entonces soy testigo de la incoherencia apoderándose de su vida y en ese momento esas personas me duelen y sé que no es su culpa, ellos son responsables de lo que hacen y yo soy responsable de lo que siento cuando las veo y las escucho hacerlo.  

Camino más y encuentro a alguien que me pregunta hacia dónde voy, le pregunto si sabe hacia dónde va este camino y me pregunta cuál de todos los caminos que tengo enfrente, le pregunto si sabe hacia dónde va su camino, me pregunta cuál de todos los que él tiene enfrente; vemos el camino que estamos construyendo y nos damos cuenta que en ocasiones se vuelve uno solo, como ahora, que nos encontramos... disfrutamos sin dejar de abrir el camino, llega un momento de claridad que no necesita palabras, se siente y sabemos que somos, cada cual, parte de todo.  Siento paz, sonrío, descubro que necesito compartirla para que tenga sentido, que durante todo el camino la he tenido. Él sonríe y me agradece por la paz, le digo que la paz que siente no es la mía, es la suya; se asusta y se va al camino que lleva a las contradicciones. Sigo caminando, viviendo cada parte del camino, viviendo a cada persona que encuentro en mi camino, este camino que es parte de todos los caminos. 

La conciencia duerme al ritmo de lo que se repite sin entender, pero si despierta, si logra nacer, nunca más vuelve a dormir... por eso hoy, desde mi complejidad me simplifico, sabiendo que ir en contra de lo que creo es mentirme, perder mi libertad.   

Si no lo hemos logrado todos, nadie lo ha logrado, así que seguimos, con esperanza y compromiso, cumpliendo desde nuestros contextos, desde donde nos corresponde. Esperanzados por los que estamos haciendo lo que podemos... todos somos diferentes, por eso nos complementamos, nos necesitamos para avanzar, con esfuerzo pero sin forzar, en libertad vamos a caminar juntos siempre.

La conciencia individual es un hilo del tejido social. ¿Qué es un tejido sin hilos?



No hay comentarios:

Publicar un comentario